domingo, 27 de mayo de 2012

Entre el Cielo y la Tierra: El Santo Padre Pío, un santo contemporáneo


San Pio de Pietrelcina, entró en los Capuchinos con 15 años de edad y se ordenó sacerdote el 10 de agosto de 1910. Llegó al Convento de San Giovanni Rotondo en 1916 y vivió allí hasta su muerte. Dos años más tarde, el 20 de septiembre de 1918, recibió los estigmas y los llevó por 50 años. El 23 de septiembre de 1968, fue llamado a la casa del Padre y ha sido beatificado por el entonces Papa Juan Pablo II el 2 de mayo de 1999. Finalmente fue canonizado por el Beato Juan Pablo II el 16 de junio del 2002.

Solía decir: "Solo quiero ser un fraile que reza....()...reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración...()...La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios. Debes hablarle a Jesús, no solo con tus labios sino con tu corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle solo con el corazón..."

El Padre Pío fue uno de los más grandes místicos de nuestro tiempo; sin haber salido jamás de su convento, amado en todo el mundo. Nos enseñó a vivir un amor radical al corazón de Jesús y a su Iglesia. Su vida era oración, sacrificio y pobreza. Alcanzó una profunda unión con Dios.

El Padre Pío pasaba hasta 16 horas diarias en el confesionario. Algunos debían esperar dos semanas para lograr confesarse con él, porque el Señor les hacía ver por medio de este sencillo sacerdote la verdad del evangelio. Su vida se centraba en torno a la Eucaristía. Sus misas conmovían a los fieles por su profunda devoción. Poseía una ferviente devoción por la Virgen María.

El Señor lo dotó de dones extraordinarios para el bien de las almas. Su don de discernimiento era extraordinario, tenía la capacidad de leer los corazones y las conciencias de quienes se acercaban a él. También tuvo el don de profecía y pudo anunciar eventos del futuro. Gozó del don de curación y, por el poder de su oración, se verificaron curas milagrosas. Asimismo fue bien conocido su don de bilocación, es decir, el de haber estado en dos lugares al mismo tiempo. Finalmente, la sangre de sus estigmas tenía fragancia de flores, lo cual era un signo claro de su santidad.

Al Convento de San Giovanni Rotondo, llegaban a verle multitud de peregrinos y además recibía muchas cartas pidiendo oración y consejo. Los médicos que observaron los estigmas del Padre Pío, a pesar de sus insistentes y agresivos estudios científicos, no pudieron hacer cicatrizar sus llagas ni dar explicación de ellas. Calcularon que perdía una copa de sangre diaria, pero sus llagas nunca se infectaron. El Padre Pío decía que eran un regalo de Dios y una oportunidad para luchar por ser más y más como Jesucristo Crucificado.

La ceremonia de su beatificación fue la de mayor asistencia en la historia de la Iglesia. La plaza de San Pedro y sus alrededores no pudieron contener la multitud que asistió a su beatificación. El Padre Pío es un poderoso intercesor. Aún hoy día, sus milagros se siguen multiplicando por el mundo entero.

Estos son algunos pensamientos del Santo Padre Pio. Y estas son algunas de sus mejores anécdotas.

Les dejo aquí otra versión, muy fiel, de la vida de San Pío de Pietralcina, filmada por la RAI en el año 2000, bajo el asesoramiento de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos.

Primera Parte:



Segunda Parte:



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